🎹 La I.A. y la Educación

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Inteligencia artificial y educación.

¿Cambio de paradigma en la educación o fortalecimiento de una dependencia tecnológica?

Todos los días vemos y oímos noticias sobre inteligencia artificial que destacan las bondades o peligros de esta tecnología. Se ha reiterado que la inteligencia artificial puede ser utilizada como fuente de ingresos, como asistente virtual, para resolver dudas a través de Chat GPT, Copilot o similares y, al mismo tiempo, se indica que sirve para cometer ciberfraudes, suplantar personas, o que a corto plazo causará la eliminación masiva de puestos de trabajo.

Como se observa, son múltiples los temas de conversación en torno a la inteligencia artificial, convirtiéndose en un aspecto de obligado estudio prácticamente en cualquier esfera del conocimiento, profesión, oficio o labor.

No obstante, todavía no se ha profundizado lo suficiente acerca del impacto de la inteligencia artificial en un aspecto tan crucial como lo es la educación. Las noticias que más se oyen al respecto pasan por estudiantes que utilizan Chat GPT para hacer sus tareas académicas y que posteriormente son descubiertos y sancionados por su institución educativa; sin embargo, las facetas de la inteligencia artificial son mucho más amplias y profundas que el mero uso de Chat GPT para “hacer trampa” en un trabajo estudiantil.

Para poder conocer un poco más acerca de estas facetas, se expondrá, en primera medida, cuál debe ser la actitud de docentes y estudiantes frente a la inteligencia artificial, para luego explorar los beneficios de esta tecnología en el ámbito educativo. Por último, se brindarán algunas reflexiones en torno a un cambio de paradigma en la educación a partir del nacimiento y auge de la inteligencia artificial.

La inteligencia artificial: ¿acompañante no deseado en el aula o tutor y ayudante ideal?

El primer cuestionamiento que se hacen muchos docentes e instituciones es ¿qué hacer con la inteligencia artificial? De plano, la respuesta de muchos es prohibirla, porque se usa por parte de los estudiantes para poder elaborar trabajos, ensayos o escritos, sin que implique mayor esfuerzo o reflexión, lo cual impide que se logre el objetivo de aprendizaje.

A la fecha, todavía no hay una respuesta unívoca frente al rechazo o la aceptación de la inteligencia artificial, aunque sí existen diversos pronunciamientos al respecto. En primer lugar, la UNESCO, en el año 2021, emitió la recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial, donde señala que se deben aunar esfuerzos para que todas las personas tengan conocimientos adecuados en materia de inteligencia artificial, evitando que se profundicen brechas digitales.

La Asociación Educause indica que tanto docentes como estudiantes ya han empezado a utilizar la inteligencia artificial, lo cual implica que las instituciones educativas deben emitir una regulación sobre el uso de esta herramienta.

El Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe señala que la inteligencia artificial puede incorporarse en los procesos educativos, pero debe utilizarse con cuidado y creatividad.

Por último, Informatics Europe alerta sobre la rápida irrupción de la inteligencia artificial en entornos educativos, indicando que se trata de una moneda de doble cara: por un lado, existen efectos negativos a corto plazo en aspectos tales como la confianza y la autenticidad; por otro lado, sirve para despertar el entusiasmo y el potencial para mejorar las capacidades humanas.

Las posturas citadas, aunque con niveles de optimismo distintos, muestran que la incorporación de la inteligencia artificial en los procesos educativos ya es una realidad. Por esta razón, no es aconsejable que docentes o instituciones rechacen de plano la inteligencia artificial.

De acuerdo con esto, la pregunta a abordar no debe girar en torno a la prohibición de la inteligencia artificial, sino a la manera más adecuada de regular su uso e integrarla de manera exitosa en los procesos educativos.

La inteligencia artificial: ¿El docente del siglo XXI?

Eliminando los prejuicios y las primeras barreras respecto de la inteligencia artificial en la educación, se pueden descubrir importantes herramientas que ayudan tanto a docentes como a estudiantes.

Respecto de los docentes, la ayuda que les brinda la inteligencia artificial es considerable. Por ejemplo, la inteligencia artificial sirve para crear rápidamente presentaciones en power point, multimedia, calificar tareas y actividades y generar cuestionarios a partir de un texto o temática concreta. Gracias a esta ayuda, el docente podrá concentrarse más en la investigación de las temáticas de estudio y en sus métodos de enseñanza.

La inteligencia artificial puede ir incluso más allá. Existen aplicaciones que permiten la generación de planes de estudio, material educativo (incluyendo videos y otros elementos interactivos) y lecciones completas de estudio de manera automática, permitiendo brindar nuevas ideas al docente en el momento de abordar una temática en particular.

Además de todo lo anterior, existen herramientas de inteligencia artificial que permitirán llevar la educación al siguiente nivel y se basan en un elemento fundamental: la personalización y la posibilidad de que el estudiante cuente con asesores los siete días de la semana, las veinticuatro horas del día.

Desde hace varios años los estudios son concluyentes al indicar que cada persona tiene habilidades, gustos, preferencias y métodos de aprendizaje distintos. Este aspecto genera uno de los retos más importantes para el docente: aplicar metodologías de enseñanza que, aun a pesar de la diversidad de sus estudiantes, sean exitosos y permitan un correcto aprendizaje.

La inteligencia artificial permite que se creen tutores en línea, que aprenderán acerca de los gustos, preferencias, habilidades y debilidades del estudiante. Con base en esta información, la inteligencia artificial podrá brindarle una enseñanza personalizada, facilitando la comprensión de las temáticas abordadas por parte del estudiante. Dado que se trata de tutores en línea, el estudiante podrá consultarlos cualquier día, a cualquier hora, lo cual también facilita escenarios de resolución de inquietudes.

Toda esta información recopilada por la inteligencia artificial se convierte en datos, que la misma inteligencia artificial puede analizar y procesar para ir afinando cada vez más su labor como tutor en línea; esta data también es un importante insumo para que los docentes conozcan mucho más a sus estudiantes y mejoren sus metodologías de enseñanza.

Este panorama no implica, en todos los casos, el remplazo de los docentes por sistemas de inteligencia artificial. La labor de docencia encierra un conjunto de habilidades que no son solamente intelectuales, sino también humanas y que, por ende, son difíciles de remplazar por un ordenador. No obstante, los docentes deberán fortalecer sus habilidades para evitar su rezago frente a los cada vez más completos sistemas de inteligencia artificial.

Desde el punto de vista del estudiante también hay múltiples posibilidades. Claramente la primera idea que se puede venir a la cabeza es utilizar Chat GPT para que haga las tareas o trabajos asignados, pero realmente este es un ejemplo de un uso inicipiente de la inteligencia artificial (un uso bastante problemático, dado que es complicado detectar cuando un texto es elaborado por una inteligencia artificial).

Utilizada de manera correcta, la inteligencia artificial permite corregir la gramática y escritura en los textos (actuando como un corrector de estilo), encontrar información de manera más sencilla que a través de los buscadores tradicionales, contar con un tutor inteligente (como se explicó anteriormente), poder simular la calificación que se obtendrá con un trabajo, brindando la oportunidad de realizar correcciones antes de su presentación real, efectuar transcripciones de voz, verificar que no existan plagios en los trabajos y contar con agendas y organizadores inteligentes.

Inclusive, el mismo Chat GPT se convierte en una herramienta de estudio valiosa: puede ser un asistente personal, un planificador de tareas o un evaluador de determinada temática. De hecho, también se puede utilizar para realizar trabajos, siempre que se cite como fuente correctamente y su uso sea proporcional al contenido total del trabajo, para evitar que Chat GPT “lo haga todo”.

Las herramientas de inteligencia artificial, correctamente utilizadas, permiten que los estudiantes puedan acceder a métodos personalizados, que les posibilita comprender temas complejos de una manera más sencilla, además de ser más eficientes en el momento de realizar sus trabajos académicos.

Esta lista no exhaustiva de las ventajas de la inteligencia artificial, tanto para estudiantes como para docentes, puede servir para generar un mayor entusiasmo en torno a permitir un rol activo de la inteligencia artificial en la educación, además de demostrar que Chat GPT es solamente la punta del iceberg de un cúmulo de herramientas de inteligencia artificial. Empero, no todo es color de rosa y hay que ser conscientes de los retos y desafíos que implican estos cambios dentro del sistema educativo.

La importancia de los “promts” para estudiantes y docentes

En el contexto de la inteligencia artificial, las prompts, en español indicaciones, son determinantes para la calidad del resultado, sobre todo en las herramientas construidas a través de ChatGPT; saber plantear preguntas y sintetizar ideas es la base primordial para comunicarnos con la inteligencia artificial. En otras palabras, los promts son la frase o instrucciones que usamos para preguntar, proponer u ordenar a la IA la selección del resultado que queremos obtener. De manera técnica, se definen como conjuntos de caracteres que se utilizan para la interacción con la IA, lo que permite adaptar los contenidos o respuestas a las necesidades particulares.

Se recomienda tener en cuenta la siguiente estructura de los promts:

· Rol: Indicar en qué calidad pregunta o da sus indicaciones; profesor de inglés, de biología, matemáticas, etc. Estudiante de ingeniería, derecho, artes, arquitectura, etc.

· Objetivo: Qué quiero, qué estoy esperando de la respuesta; entre más concreto, mejor el resultado.

Condiciones: Cómo lo quiero, qué tipo de resultado espero. Por ejemplo, escribe un texto corto, resumido, en lenguaje sencillo o científico, etc.

· Formato: Cómo quiero que se presente la información; en tablas, texto, viñetas, resumen, etc.

El docente de la nueva era: entre libros y algoritmos

La multiplicidad de funcionalidades generadas por la inteligencia artificial, tanto para estudiantes como para docentes, implica que los profesores no podrán continuar con la misma metodología que han venido utilizando hasta el momento.

Los docentes podrán utilizar la inteligencia artificial como una aliada en sus labores, de la misma manera en que lo han sido las bibliotecas, los libros de texto, marcadores, tizas, reglas y tableros.

Esto implica que los docentes reciban procesos de formación enfocados en el conocimiento y uso de las herramientas de la inteligencia artificial. No se pretende que los docentes se vuelvan eruditos en la materia, pero sí se espera que desarrollen habilidades prácticas sobre el uso de la inteligencia artificial.

El conocimiento al respecto servirá para empoderar al docente en el salón de clases, pasando de un docente reactivo a un docente que no solamente es proactivo en el uso de herramientas de inteligencia artificial, sino que incluso está en capacidad de transmitir esas habilidades a sus propios estudiantes.

El desarrollo de estas nuevas competencias por parte de los docentes parece no ser una opción, sino una obligación: de las metodologías de educación que se utilicen en el presente dependerá la formación de los profesionales del futuro y, consecuentemente, de contar con profesionales que generen valor en una sociedad donde la inteligencia artificial será el trabajador predilecto.

Con la inteligencia artificial, docentes y estudiantes podrán personalizar el proceso de aprendizaje, adaptando el contenido educativo a las necesidades individuales, logrando una mejora continua del aprendizaje a través de asistentes virtuales, tutores inteligentes, experiencias interactivas, permitiéndo una retroalimentación instantánea, creando un verdadero aprendizaje autónomo, a través incluso de la generación creativa; ideas nuevas que permiten ampliar el conocimiento base.

Más allá de la IA: cambios en el paradigma de la educación

Este año, los académicos Francisco José García, Faraón Llorens y Javier Vidal publicaron un artículo científico sumamente interesante en torno a la nueva realidad de la educación en virtud de la llegada de la inteligencia artificial.

En dicho texto, los autores advierten que uno de los grandes problemas de la inteligencia artificial es que las máquinas pueden hacer fácilmente las tareas que normalmente les han sido encomendadas a los estudiantes desde hace varios años. Por esta razón, la primera respuesta a la inteligencia artificial es prohibirla en las aulas de clase.

Este aspecto no debe ser tratado a la ligera, pues encierra un cuestionamiento de fondo desarrollado por los autores citados: “Si una máquina ya puede hacer una tarea, ¿qué otras cosas podrían empezar a hacer los seres humanos asistidos por estas máquinas?”.

A partir de este cuestionamiento central se pueden elaborar otras preguntas, cada vez más agudas: en una sociedad que se enmarca en la cuarta revolución industrial ¿Para qué sirve aprender sobre tareas que ya pueden realizar las máquinas? ¿Qué sentido tiene aprender habilidades que no generarán valor en una sociedad tecnológica, dado que la inteligencia artificial las puede realizar de manera más ágil y eficiente que un ser humano?

Estas preguntas apuntan al tipo de profesional que se quiere formar en las aulas de clase e incluso al tipo de país que se quiere construir a partir de los trabajadores del futuro. Jack Ma, fundador y presidente de Alibaba, advirtió que los países deben centrarse en reformar su sistema educativo, para que nuestros hijos encuentren un trabajo que los requiera solo tres días a la semana, cuatro horas al día. Sin embargo, si no se reforma el sistema educativo a tiempo “todos tendremos problemas”.

El escenario planteado reviste aun muchos más desafíos en países con una marcada tasa de desigualdad como Colombia. Hasta el momento, resulta prácticamente utópico hablar de inteligencia artificial en la educación cuando muchos de los centros de estudio tienen condiciones sencillamente precarias.

En Colombia, muchos colegios ni siquiera cuentan con una infraestructura apta para impartir clases e incluso carecen de servicios básicos como agua potable o luz permanente. Un estudio realizado por el Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana indicó que el 79,8 % de los colegios rurales no tienen internet, el 59,7 % no tienen aulas informáticas y el 18,1 % ni siquiera tiene energía eléctrica.

Todo lo anterior se establece dejando al margen otros aspectos que inciden directamente en la educación, como el trabajo infantil, la deserción escolar, la falta de oportunidades educativas en muchos municipios del país y la imposibilidad de que los estudiantes puedan alimentarse correctamente y encontrarse en un ambiente sano.

Estas estadísticas son sumamente importantes, dado que la llegada de la inteligencia artificial no se puede convertir en un factor que profundice más las brechas digitales existentes entre los estudiantes de los diversos territorios. Es necesario que se adopten medidas prontas para acortar las brechas existentes, en aras de poder brindar una educación con mayor equidad y, de manera paralela, poder ofrecer una educación enfocada al profesional del futuro.

Sobre el profesional del futuro, vale la pena referenciar el documento CONPES 3975 de inteligencia artificial, elaborado en el año 2019, el cual dejó importantes reflexiones que, pasados cinco años, no se han corregido de manera definitiva.

Dos son los elementos del CONPES citado que resultan útiles frente a las reflexiones planteadas: el primer elemento es que Colombia no cuenta con profesionales suficientes en materia de nuevas tecnologías ni tampoco con un sistema educativo que soporte una adecuada formación en la materia y, segundo, que Colombia no se encuentra preparada para la cuarta revolución industrial.

Estos dos elementos se relacionan estrechamente con la educación y el sistema educativo. La cuarta revolución industrial ya está en marcha y para ser un país competitivo y evitar la pérdida de múltiples puestos de trabajo, se requiere de un mayor número de profesionales que conozcan no solo de inteligencia artificial, sino también de programación, robótica, dispositivos autónomos, blockchain, internet de las cosas, metaverso, entre otros.

En esta labor, los docentes y las instituciones educativas son llamados a adaptarse rápidamente, no al entorno actual, sino al entorno futuro, para asegurar que las enseñanzas del día de hoy sean útiles el día de mañana. Un primer paso para ello es incorporar la inteligencia artificial en los procesos educativos de manera proactiva, pero ello es apenas el inicio y depende de un completo esquema de política pública (en parte ya trazada a través de la hoja de ruta de inteligencia artificial publicada este año).

Por último, es importante aclarar que las reflexiones expuestas no implican que la inteligencia artificial deba ser aplicada de manera obligatoria en todos los procesos educativos, ni que deba ser incluida sin mayores reflexiones sobre los efectos a corto, mediano y largo plazo. También se debe tener en cuenta que la inteligencia artificial encierra múltiples riesgos, dentro de los cuales se encuentran los siguientes:

Pérdida de “humanidad” en el proceso de aprendizaje: Si bien los tutores en línea y la enseñanza personalizada son avances sumamente relevantes, no se puede perder el contacto personal docente-estudiante y estudiante-estudiante. El mundo actual, altamente despersonalizado, lleno de bots en redes sociales y de relaciones interpersonales artificiales, no puede permitir que el contacto social también se pierda en los entornos educativos.

· Zona de confort y “pereza” del estudiante o docente: La inteligencia artificial facilitará muchas actividades cotidianas, pero no se puede convertir en el nuevo “Ctrl + C, Ctrl + V”. Por ello, los docentes y las instituciones deben crear nuevas metodologías que mantengan a los actores del sistema académico como sujetos proactivos y no como meros receptores de lo que pueda hacer la inteligencia artificial.

Subjetividad y errores: Chat GPT y las demás herramientas de inteligencia artificial no son infalibles y, de hecho, se ha detectado que pueden ser bastante inexactas o, incluso, mentirosas. Por esta razón no se debe perder el rigor académico consistente en investigar a profundidad y contrastar fuentes.

Pérdida de pensamiento crítico: La consulta permanente de la inteligencia artificial puede convertir a estudiantes y docentes en dependientes tecnológicos, que pierden la capacidad de generar sus propias ideas y solamente repiten las opiniones que les son entregadas por la inteligencia artificial, careciendo de toda posibilidad crítica frente a las ideas de la máquina. Como indica Coeckelbergh, citado por el trabajo de García, Llorens y Vidal anteriormente referenciado, “la tecnología no es solamente un medio para alcanzar un fin, sino que también moldea ese fin”. La inteligencia artificial, entonces, debe ser un medio para contar con más fuentes que fortalezcan el pensamiento crítico y la actividad investigativa, no un mecanismo para eliminar todo rasgo de autonomía en el pensamiento de los seres humanos.

Por ello, el verdadero reto del sistema educativo no se trata de incorporar herramientas de inteligencia artificial, sino de que dicha implementación sea adecuada y, sobre todo, que el aprendizaje fomente las habilidades que se requieren en el futuro, para evitar la pérdida de puestos de trabajo a causa de la inteligencia artificial.

En conclusión, se requiere que el sistema educativo, instituciones y docentes, participen proactivamente en la elaboración e implementación de nuevos programas y metodologías, en aras de prepararse oportunamente para el futuro tecnológico cercano, rodeado de inteligencia artificial, dispositivos autónomos y… ¿chips neuronales para que los seres humanos aprendan de manera automática? Bueno, esa es una noción más futurista, o ¿tal vez no tanto?

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