📒 EBP Aprendizaje Cooperativo

El aprendizaje colaborativo es la metodología que está reformando la práctica docente de los centros educativos. Sus aulas son fácilmente reconocibles por tener los alumnos dispuestos en pequeños grupos, y te vamos a enseñar todo sobre ella:

¿Qué es el aprendizaje cooperativo?

El aprendizaje cooperativo o colaborativo es una metodología de enseñanza basada en la colaboración entre alumnos en la que se aprende, principalmente, mediante la propia cooperación entre iguales. En ella, las aulas están estructuradas en pequeños grupos heterogéneos de alumnos y se trabaja de forma cooperativa.

Es una metodología que desarrolla en gran medida el aprendizaje competencial y tiene 3 principales ventajas:

  • Permite personalizar más la educación.
  • Hace que la autonomía de los alumnos mejore.
  • Permite el aprendizaje e interacción entre iguales.

Pero tiene muchas otras ventajas, como el favorecer a crear un clima inclusivomejorar la participación de los alumnosfortalecer sus habilidades sociales etc. O incluso que, como los alumnos se ayudan entre ellos porque los grupos son heterogéneos, el profesor puede dedicar más tiempo a prestar ayuda a los alumnos con mayores necesidades.

¡Vaya, podríamos considerar a esta metodología incluso un tipo de medida de atención a la diversidad!

Para trabajar de forma cooperativa, se adaptan todos los elementos educativos a la estructura cooperativa, y, por tanto, las programaciones didácticas se reformulan, se utilizan técnicas de trabajo cooperativo, se trabaja la inclusión y la cohesión grupal, se modifica el aula físicamente etc.

También hay que resaltar que es común utilizar el aprendizaje cooperativo junto a otras metodologías como el aprendizaje basado en proyectos o la Gamificación.

¿Cómo funciona?

Para llevar a cabo el aprendizaje cooperativo hay que reestructurar por completo la metodología de un aula. Hemos dividido esas actuaciones de reforma metodológica en los siguientes apartados:

  • La cohesión grupal
  • Los grupos cooperativos
  • El aula
  • La metodología
  • La evaluación

¡Empecemos por la cohesión de grupo!

1. La cohesión grupal

El aprendizaje cooperativo es capaz de mejorar muy notablemente la cohesión grupal y el propio clima del aula. Pero, de la misma manera, tener una cohesión buena es necesario para poder implantar la metodología.

La idea es conseguir una buena cohesión grupal mediante el trabajo diario en el aula, y que el clima del aula no sea un contenido concreto a tratar mediante actividades concretas en la hora de tutoría. Una vez se haya adquirido cierto nivel de cohesión, se puede empezar a implantar el trabajo cooperativo.

Para trabajar la cohesión grupal hay que hacer acciones que fomenten la creación de una identidad de grupo, preferiblemente, durante años. He aquí unas dinámicas que pueden ayudar a ello:

Celebraciones grupales.

Consisten en hacer celebraciones cada vez que se alcance una meta mediante el esfuerzo colectivo. Esas metas pueden ser grandes como presentar un proyecto, o pequeñas como aplaudir a un grupo que ha respondido correctamente a una pregunta en clase.

Brainstorming nominal.

Consiste en realizar nubes de ideas grupales al iniciar contenidos nuevos. Para ello, se apunta una idea por cada alumno en la pizarra; luego, se categorizan en base a su importancia y, finalmente, se debate.

Dos columnas

Esta es una dinámica para valorar posibilidades, solucionar conflictos o resolver problemas. Se basa en poner propuestas u opciones en un lado de la pizarra, y dividir el restante de la pizarra con una línea. A cada lado se pondrán las ventajas e inconvenientes de cada propuesta. Finalmente, se debatirá y elegirán las propuestas más viables entre toda la clase.

Uso de debates

Se propone hacer debates sobre temas tanto académicos como de actualidad, para ello, es posible hacer 3 grupos:

  • Uno a favor
  • Otro en contra
  • Un grupo de moderación y evaluación.

Las discusiones tendrán siempre una etapa previa de preparación y una etapa final de conclusiones y evaluación.

Creación de comités

Es posible crear varios comités en el aula que se encarguen de labores concretas. Por ejemplo, podemos crear un comité de resolución de conflictos y estructurar una actuación ante conflictos mayores.

Juegos de distensión y relaciones sociales

Es muy importante utilizar juegos que permitan formar o reforzar lazos entre los alumnos. Esto se suele trabajar, principalmente, en la educación física, pero también es posible hacerlo en el aula. Para ello, podemos usar:

  • Juegos de pasarse una pelota y decir algo
  • Cadenas de nombres o frases
  • Juegos de conocerse en base a dibujos
  • Puzzles, juegos de mesa o actividades de adivinanzas
  • Juegos de conversaciones cortas y rotativas entre alumnos
  • Categorización de asignaturas por gustos en grupo
  • Crear una red social del aula
  • Tarjetas de presentación
  • Adivinar personas en base a gustos
  • Etc.

Dinámicas concretas

Hay una infinidad de dinámicas cuyo objetivo es trabajar la cohesión grupal mediante el trabajo colaborativo. Una dinámica puede ser, por ejemplo, decorar el aula. Para ello, es posible estructurar un programa de decoración del aula en el que las labores se dividan.

2. Los grupos cooperativos

Los grupos nominales del trabajo cooperativo son el elemento más importante de la metodología. Por ello, su creación es un punto crítico de esta propuesta metodológica.

Las características principales de los grupos deberían ser las siguientes:

  • Grupos heterogéneos (en cuanto a género, cultura, rendimiento académico, intereses, autonomía etc.)
  • Entre 4 y 5 personas (teniendo en cuenta los ratios españoles de menos de 25 alumnos por profesor).

Para crearlos, dada la importancia de crear grupos correctos, lo más recomendable es que los cree el profesor. Hay muchas formas de crear grupos heterogéneos, pero una de las más útiles es el uso de tests sociométricos previos. Para ello, pasaremos un pequeño test a los alumnos en el que tengan que escribir con qué 3 personas formarían un grupo de trabajo.

De esa manera identificaremos a los alumnos que no hayan sido nombrados, y los colocaremos en grupos con alumnos muy serviciales con especial cuidado.

Una vez hecha esa identificación, dividiremos a los alumnos en 3 grupos, empezando por los extremos:

  1. Los alumnos que ayudan mucho
  2. Los demás alumnos
  3. Los alumnos que necesitan mucha ayuda

Y ahora crearemos los grupos heterogéneos mezclando alumnos de cada grupo. Recomendamos encarecidamente reflexionar muy bien qué alumnos ponemos en cada grupo. Y hay que tener en mente que, aunque los grupos serán flexibles y cambiables, lo mejor es hacer los mejores grupos posibles y, si hay que hacer cambios, hacerlos lo antes posible.

Igualmente, hay que tener en cuenta que aunque estos serán los grupos principales durante el curso, es posible hacer otras agrupaciones más homogéneas dependiendo el momento o la actividad a desarrollar.

Y suele ser común que los alumnos más hábiles se cansen de “tirar” del grupo en ciertas ocasiones, y, cuando eso se detecta, es recomendable homogeneizar los grupos transitoriamente.

Además, también es necesario que los alumnos sientan que su grupo de trabajo es un equipo para tener una buena cohesión de grupo. Para ello, es recomendable crear:

  • Un escudo de grupo
  • Un nombre y lema de grupo
  • Normas
  • Un cuaderno de grupo
  • Objetivos y contratos
  • Etc.

Esta parte suele ser muy efectiva cuando se desarrolla mediante la gamificación.

Finalmente, es importante que cada integrante de cada grupo tenga asignado un rol prioritario. De esa manera, varios quehaceres se segmentan y se especializa a cada alumno en uno de ellos. Normalmente se recomienda que se haga uso de los siguientes roles:

  • Coordinador
  • Secretario
  • Encargado del material
  • Ayudante
  • Portavoz

Dichos roles serán rotativos durante el curso, y es fundamental que las tareas asignadas a cada rol estén claras y que los alumnos entiendan la necesidad de cumplir el rol correctamente.

3. El aula

El aula también ha de ser reformulada para trabajar de forma cooperativa. Esta metodología no exige grandes cambios en el espacio de enseñanza, por lo que es fácil de aplicar en este sentido.

Lo principal es pasar a que los alumnos estén situados en pequeños grupos de mesas enfrentadas, que se asemejen a islas. Debe quedar espacio entre los grupos para que sea posible moverse entre ellos, y no hace falta que todos los alumnos estén orientados hacia la pizarra.

4. La metodología colaborativa

He aquí las claves metodológicas del aprendizaje colaborativo:

La dinámica de trabajo

Lo ideal para desarrollar la metodología de trabajo cooperativo es acompañarla con propuestas pensadas para ello. Como hemos mencionado en la introducción, suele ser común acompañar esta metodología con la metodología de aprendizaje basado en proyectos.

En esa metodología, los alumnos son los propios creadores del conocimiento y trabajan en torno a proyectos interdisciplinares guiados por ellos mismos. Es una metodología que casa muy bien con el aprendizaje cooperativo porque no choca con ella y se retroalimentan.

Nosotros apostamos por crear programaciones didácticas que fusionen las dos metodologías mencionadas. Así, los alumnos aprenden mediante proyectos en los que trabajan de forma colaborativa. De todas formas, es posible utilizar el trabajo cooperativo sin hacer uso de la metodología basada en proyectos.

Técnicas de trabajo cooperativo

Dentro del funcionamiento cooperativo de los grupos, hay varias técnicas que suelen utilizarse para hacer o transformar actividades a la naturaleza cooperativa:

  • Lectura compartida

Consiste en leer algo por turnos, resumir lo que otro alumno ha leído, responder preguntas, etc. En internet hay muchas lecturas preparadas para ser leídas de esta manera.

  • 1-2-4

Esta técnica sirve para crear, por ejemplo, respuestas de grupo trabajadas. Consiste en responder a una pregunta de forma individual en un papel (1). Después la respuesta se pone en común con el compañero de al lado (2). Finalmente, se discute entre todo el grupo qué responder de forma conjunta (4). Es una dinámica que crea debate y razonamiento.

  • Hoja giratoria

Es, tal vez, la dinámica cooperativa más conocida porque es muy fácil de implementar. En ella, un alumno responde a algo en una hoja, y se la pasa al siguiente para que siga. Y así hasta que todo el grupo ha escrito. Para realizar esto correctamente, hay que asegurar que cuando un alumno responde, dice a los demás alumnos qué está escribiendo.

  • La parada de 3 minutos

Este método da voz a los alumnos más introvertidos. Consiste en que, cuando el profesor haga una explicación, haga una pequeña parada de 3 minutos. En ella, los alumnos reflexionarán y crearán varias preguntas por grupo. Después, el portavoz del grupo (rol rotativo) hará las preguntas y, así, las dudas de todos los alumnos se irán resolviendo.

  • Lápices al centro

Este es otro de los métodos cooperativos más conocidos. Se basa en dar una hoja dividida en 4 (dependiendo del número de compañeros) mediante 4 preguntas y que cada alumno responda a una de ellas. Para ello, se turnarán para escribir, y antes de que un alumno escriba una respuesta, deberá consensuarla con los demás integrantes del grupo. Lo más óptimo es conseguir evitar las respuestas cortas y conseguir debates dentro del grupo.

  • Los sabios

Esta es una técnica de enseñanza entre iguales. Primero, el profesor nombra a algunos alumnos que dominen un proceso o concepto como “sabios” y les pide que se preparen algo. Después cada alumno de un mismo grupo hará un nuevo grupo con un sabio y harán una dinámica o explicación.

Finalmente, los alumnos volverán a sus grupos, y como cada alumno habrá recibido una explicación diferente por haber estado con diferentes sabios, intercambiarán lo aprendido.

Esta técnica también puede hacerse llamando sabio a una persona de cada grupo. Se divide un trabajo entre el número de compañeros de grupo, y a cada uno se le asigna encargarse de ello. Después, se hacen otros grupos entre los alumnos que han trabajado la misma parte del trabajo para que debatan sobre lo que han hecho.

De esa forma, cada alumno se vuelve “experto” en la parte que le ha tocado, y al volver a los grupos normales, estos están creados por expertos en cada pieza del trabajo.

  • El saco de dudas

Cada alumno de cada grupo escribirá en un cacho de folio alguna duda. Después, cada alumno expondrá sus dudas en el grupo, y si alguien sabe la respuesta, le contestará. De lo contrario, si nadie sabe la respuesta, darán el folio al profesor, que guardará esa duda en el saco de dudas de clase.

Finalmente, el profesor preguntará en clase las dudas del saco, y si alguien conoce su respuesta, la responderá. Y si ningún alumno supiera contestar, responderá el profesor.

Algunas consideraciones

Si bien hemos descrito las técnicas cooperativas más usadas muy brevemente, hay que destacar que hay que llevar a cabo todos sus pasos siempre. De no ser así, es común que algunos alumnos monopolicen las actividades e impongan su opinión, o también es posible que otros alumnos se dejen llevar por el grupo.

Hay que evitar en medida de lo posible que eso ocurra, y, para eso, hay que asegurarse de que los grupos cooperativos conocen los pasos de las dinámicas y que las llevan siempre a cabo de principio a fin.

Es, por tanto, recomendable limitar las técnicas que utilizadas con una misma clase y asegurarse de que las conozcan y lleven a cabo correctamente. Y la necesidad de llevar a cabo todos los pasos de las técnicas evidencia la importancia de tener cohesión grupal en el aula, ya que eso facilitará la aplicación del trabajo cooperativo.

5. La evaluación

La evaluación es una pieza clave del trabajo cooperativo, y difiere de la evaluación tradicional. Primero, deberían evaluarse 4 aspectos del trabajo cooperativo:

  • La consecución de los objetivos del grupo.
  • El cumplimiento de los roles de grupo.
  • Consecución de los compromisos personales.
  • Actitud a la hora de trabajar.

Y más allá de los propios aspectos intrínsecos a la metodología colaborativa, también hay que evaluar al alumnado mediante la autoevaluación, heteroevaluación y coevaluación.

Y esa evaluación ha de tener en cuenta tanto el trabajo individual como el colectivo y hacerse no solo al final del proceso de enseñanza, sino en todo el proceso de aprendizaje.

Conclusiones

El aprendizaje cooperativo es una metodología que actualmente está siendo ya muy usada en las aulas de educación primaria. A los redactores de koruro.com nos gusta especialmente y creemos que tiene claras ventajas frente a las metodologías tradicionales, pero tenemos claro que es necesario aplicar el aprendizaje cooperativo de forma correcta para que funcione.

Nosotros mismos hemos visto aulas en las que el aprendizaje cooperativo se llevaba a cabo, pero no correctamente, y creemos que cuando eso ocurre la metodología se vuelve peligrosa. Para que la metodología funcione, consideramos imprescindible el que se consiga un clima cohesionado en el aula.

Y el problema es que cuando unos alumnos llevan toda su vida en metodologías tradicionales e individualistas, no pueden pasar a la metodología cooperativa de la noche a la mañana.

Por ello, nuestro consejo es que, si vais a aplicar esta metodología en un aula, dediquéis mucho tiempo a la construcción de un ambiente cohesionado y de equipo. Es más, no es ninguna locura dedicar todo un curso o años a ello y empezar el aprendizaje cooperativo el siguiente año.

Y creemos que esta metodología encaja mucho mejor en primaria y para trabajar, principalmente, competencias y valores. Su aplicación nos parece mucho más difícil en la educación secundaria, donde los contenidos son mucho más complejos.

Además, también hay que tener un grandísimo cuidado con la gestión de los grupos y sus dinámicas, ya que si no se aplican correctamente es más que posible que la metodología no sea efectiva.

Y, finalmente, también recomendamos fehacientemente aplicar la metodología junto al aprendizaje basado en problemas o proyectos. En base a nuestra experiencia y la bibliografía disponible, esas metodologías encajan muy bien, y nos parece que sus ventajas son innumerables, si bien requieren sí o sí remodelar profundamente las bases metodológicas de la educación actual.