📗 EDUCACIÓN 👘 Caperucita roja

👘 Caperucita roja

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Claro, aquí tienes un resumen del cuento clásico de Caperucita Roja:

Había una vez una niña muy querida por su familia que recibió de su abuela una capa roja, la cual llevaba siempre, ganándose el apodo de Caperucita Roja. Un día, su madre le pidió que llevara unos pasteles a su abuela enferma que vivía al otro lado del bosque, advirtiéndole que no se detuviera en el camino ni hablara con extraños.

Caperucita Roja se adentró en el bosque y, en el camino, se encontró con un lobo. El lobo, astuto, le preguntó a dónde iba y, tras enterarse, se adelantó a la casa de la abuela, a quien devoró, y se disfrazó de ella para engañar a Caperucita.

Cuando Caperucita Roja llegó, notó que su abuela se veía muy diferente y comenzó a hacerle preguntas:

  • “¡Qué ojos más grandes tienes!”, dijo, a lo que el lobo respondió: “Son para verte mejor”.
  • “¡Qué orejas más grandes tienes!”, observó, y el lobo contestó: “Son para oírte mejor”.
  • “¡Qué dientes más grandes tienes!”, exclamó, y el lobo saltó diciendo: “¡Son para comerte mejor!”.

En ese momento, el lobo se abalanzó sobre Caperucita Roja, pero un cazador que pasaba por allí escuchó los gritos y acudió en su rescate. El cazador derrotó al lobo y salvó tanto a Caperucita Roja como a su abuela, que estaba en el estómago del lobo.

El cuento termina con una moraleja sobre la importancia de ser cautelosos y no confiar en extraños. En algunas versiones modernas, se ofrece un final alternativo donde Caperucita Roja se salva por sí misma o aprende una lección diferente12.

Espero que este resumen te sea útil. ¿Hay algo más en lo que pueda asistirte?

Texto original:

Caperucita roja, en versión de los hermanos Grimm

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.

Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.

Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas…

De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.

– ¿A dónde vas, niña? – le preguntó el lobo con su voz ronca.

– A casa de mi Abuelita – le dijo Caperucita.

– No está lejos – pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.

Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: – El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.

Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo.

El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta. La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.

– Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!

– Son para verte mejor – dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.

– Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!

– Son para oírte mejor – siguió diciendo el lobo.

– Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!

– Son para…¡comerte mejoooor! – y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.

Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un serrador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.

El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.

Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.

En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.

Análisis de sus Valores

Lo mejor del cuento Lo menos bueno
— Es parte del acerbo cultural. Todo niño debe conocerlo. — Ayuda a entender la responsabiidad, a través de la relación entre los hechos y sus consecuencias — No incluye superación. Los problemas los resuelven otros. — Las actuaciones de los personajes no son muy inteligentes

Valoración

Caperucita Roja es un cuento universal cuyas enseñanzas pueden parecer un poco desfasadas, más en la forma que en el fondo. El objetivo principal de la moraleja que añadieron los hermanos Grimm es inculcar la prudencia en el trato con desconocidos, y en la revelación de detalles que pongan en peligro la seguridad

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