Inteligencia Artificial transforma la educación superior en Latinoamérica.
Aunque la IA se ha usado en algunas aulas latinoamericanas desde hace décadas, su implementación y su estudio se han expandido de manera más acelerada desde 2020.
Desde 1980 la Inteligencia Artificial ha estado presente en la educación superior en parte de la región latinoamericana, mientras que en los últimos años se ha expandido su uso paulatinamente en las aulas: una evolución que ha traído consigo oportunidades de nuevos aprendizajes, pero al mismo tiempo retos y desafíos de cómo podría afectar la forma tradicional de impartir docencia.
Según Sergio Celis, investigador asociado del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile, en la actualidad las personas están aprendiendo a trabajar con las máquinas y estas tecnologías van a formar parte de la experiencia profesional, investigativa y creativa.
Asimismo, Constanza García, directora del Departamento de Matemáticas de la Universidad Externado de Colombia, expresó que el mayor reto es hacerle entender a la gente que la Inteligencia Artificial y el uso de estas tecnologías llegaron para quedarse y que no es una moda.
“Hay que desmitificar muchos temas. Hay que capacitar, enseñar y sensibilizar para hacer un uso adecuado”, indicó García.
Programas de Inteligencia Artificial en la educación superior
Hasta el momento, Colombia es uno de los líderes en estudios de la Inteligencia Artificial en la región, con aproximadamente 18 programas académicos a nivel superior y un pregrado en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial impartido por la Universidad Sergio Arboleda.
Además, en 2022, el centro de Inteligencia Artificial y Robótica AudacIA, ubicado en Barranquilla, fue el primero en ser reconocido por la Organización de Estados Americanos (OEA).
Más al sur, la Universidad de Buenos Aires (UBA), en Argentina, tiene más de 450 ofertas formativas que incluyen actividades académicas relacionadas con la Inteligencia Artificial .
Brasil, Chile y México también ofrecen algunas carreras en Inteligencia Artificial, pero en Perú apenas están empezando este año. Otros como Venezuela y El Salvador todavía no han avanzado mucho en estos estudios.
Solo en República Dominicana hay al menos 54 aulas inteligentes (una de estas está desarrollando un sistema de registro académico a través de identificación facial); también laboratorios de educación inmersiva y una carrera, tres maestrías y un doctorado en Inteligencia Artificial .
Hasta abril de 2024, otros dos países ya impartían estudios doctorales en esta tecnología, siendo el primero de Sudamérica, Chile, a través de la alianza del Consorcio de Universidades CRUCH Biobío – Ñuble. En la lista también está México con la Universidad Tecnológica de la Mixteca y en el Tecnológico de Monterrey.
Universidades de la región
Desde herramientas para facilitar las actividades docentes hasta chatbots para los estudiantes, varias universidades latinoamericanas han creado plataformas y aplicaciones con la ayuda de la Inteligencia Artificial.
Víctor Cuchilla, coordinador de la Maestría en Gestión de Tecnologías de la Universidad Francisco Gavidia (UFG) de El Salvador, explicó que este centro junto con la organización argentina Evaluada AI ejecutan un proyecto que consiste en que docentes coloquen contenidos en una plataforma que servirá para sugerencias de actividades académicas a desarrollar en sus clases.
Mientras que la Universidad de Chile creó un modelo de detección temprana de estudiantes que pueden tener riesgo de abandono o mal rendimiento académico. La Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de República Dominicana (PUCMM) lleva a cabo un proyecto similar, que consiste en un modelo predictivo para la retención estudiantil y de perfiles propensos a desertar.
Esta universidad dominicana tiene una IA para analizar enfermedades en cultivos agrícolas y otra para detectar las condiciones del tráfico mediante machine vision.
Pero no solo las universidades han encabezado este tipo de proyectos.
Como parte de sus tareas, los estudiantes del Instituto Tecnológico de Las Américas (ITLA), en Santo Domingo, hicieron un drone inteligente que identifica y recoge desechos sólidos encontrados en el mar, y luego los deposita en basureros; además, una plataforma para predecir enfermedades de diferentes pacientes con el fin de determinar cierto tipo de patologías.
En Argentina tienen el programa “Analíticas de aprendizaje, tecnologías predictivas y reformulación didáctica para aprendizaje asistido por IA”, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), con el objetivo de analizar y reformular didácticamente las prácticas de enseñanza y aprendizaje en contexto.
Otro proyecto creado por estudiantes argentinos es el denominado “Árboles Filogenéticos y Evolución Viral: Un Enfoque Pedagógico Asistido por IA”, que integra esta tecnología para enseñar conceptos complejos en genética y evolución viral; también se desarrolló el diseño de la Cátedra de Inmunología Básica que se enfoca en el desarrollo de un prototipo que se aplica en la enseñanza de Inmunología Veterinaria.
La Inteligencia Artificial generativa en las aulas
Tanto estudiantes como algunos docentes también han usado la Inteligencia Artificial generativa para facilitar sus estudios y la planificación de clases.
Un ejemplo es el de Emanuel Campos, un estudiante costarricense, que la ha usado para mejorar la redacción de documentos y verificar la veracidad de sus escritos en la facultad de Humanidades de su universidad.
Carlos Leonel Lima González, estudiante de medicina de la universidad pública dominicana, usa ChatGPT como herramienta de enseñanza y autoevaluación.
“Cuando tengo un examen o una asignación práctica y quiero evaluar qué tan preparado estoy, le pido a ChatGPT que formule preguntas de exámenes (selección múltiple, falso o verdadero, desarrolla y completa), que desarrolle casos clínicos únicos para analizarlos por mí mismo y también le hago cuestionarios con respuestas objetivas que yo sé que no puede variar la respuesta por fuente”, dijo Lima González.
Para Juan Carlos Rojas, quien es docente en Costa Rica, usar ChatGPT en las aulas no es un gran problema, de hecho permite que los estudiantes la usen abiertamente. “Yo personalmente no lo veo diferente de pedirle ayuda a un hermano, a un amigo o compañero. No hay manera de pararlo. Los estudiantes van a usarlo, pero debemos volverlo a favor, puede ser una buena herramienta”, expresó Rojas.
Pero tal como explica el profesor colombiano Jhonn Frederick Neva, los docentes aún tienen que conocer y aprender más sobre la Inteligencia Artificial.
“En mi caso, siendo un maestro de una generación que salió egresado de hace más de 20 años, esto para mí todavía es un mar de conocimiento que hasta ahora estamos empezando a conocer”, enfatizó Neva.
En los últimos años, las propias universidades latinoamericanas han impartido cursos y talleres para enseñar a sus docentes cómo sacarle ventaja a la Inteligencia Artificial. Aunque no se les ha obligado del todo.
En el caso de Brasil, no hay un impacto en ese sentido. En algunas instituciones los profesores han tomado cursos de actualización de la Inteligencia Artificial.
Mientras que los docentes de la Universidad de Guadalajara, en México, indicaron que “están obligados a incorporar estas tecnologías porque no hay otro camino”.
En el caso venezolano, aún falta mucho por conocer. Sin embargo, en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) hay una disposición por parte de los docentes para usar las herramientas.
En la Universidad de Buenos Aires se desarrolló en 2023 el Ciclo de Formación Docente en IA, un programa educativo que adoptó un enfoque integral e interdisciplinario del que participaron 1,404 docentes universitarios.
Usos éticos en la educación superior
Otro tema relevante que preocupa a las autoridades universitarias es que los estudiantes utilicen la Inteligencia Artificial sin respetar los principios éticos de la academia.
Ya en Costa Rica son conscientes de que llegó para quedarse, por eso, el primer paso es que los docentes eduquen a los estudiantes en el uso correcto de estas herramientas con IA con fines educativos y su uso ético.
Según explicó Sadoth Giraldo Acosta, docente de la Universidad Ean de Colombia, la protección de los derechos de autor cobra una relevancia esencial en temas académicos.
También el profesor Neva indicó que algunos estudiantes buscan ocio en estas herramientas y dan con opciones que les permiten hacer trampa a través de exámenes, trabajos escritos y proyectos.
“A los estudiantes hay que enseñarles el uso y las utilidades que existen, pero también la responsabilidad del cuidado y el adecuado uso de estas herramientas”, afirmó Giraldo Acosta.
Christian Aparicio, director nacional de Educación Superior de El Salvador, afirmó que ya ese país tiene sistemas antiplagio en todas las instituciones de educación superior y se están fortaleciendo con la compra de más licencias.
Algunas universidades privadas dominicanas ya han trabajado reglamentos para el buen uso de la Inteligencia Artificial, pero la universidad pública dominicana indicó que se necesitan recursos para comprar licencias de detección de plagio como Turnitin.
El vicerrector académico del ITLA, Pedro Pablo Castro, dijo que este instituto tiene un reglamento disciplinario que indica que el plagio no es permitido.
“Si un estudiante trata de pasar un trabajo como si fuera suyo y nosotros lo detectamos, eso tiene consecuencias, hay un comité disciplinario y de ahí, dependiendo la gravedad, se determina qué hacer”, expresó Castro.
Tiempos y costos de estudios
Hasta el momento no existe evidencia que la integración de la Inteligencia Artificial disminuya o alargue el tiempo de estudio.
Para Aparicio, la Inteligencia Artificial ayudaría a concluir las carreras en menor tiempo. De acuerdo con su criterio, los docentes virtuales podrían adaptar sus contenidos a las capacidades cognitivas de cada estudiante. “¿Por qué tienen que estar 100 personas, dos horas en una clase, cuando hay un porcentaje que puede aprender en 15 minutos?”, dijo.
Tampoco existe evidencia que la IA aumente o disminuya el costo de las carreras tecnológicas en la región.
El GDA calculó la divisa de cada país a la tasa promedio del dólar a principios de marzo. Los resultados indicaron que en países como Perú un programa completo podría costar entre 25.000 y 49.000 dólares, mientras que en México oscila entre 2.600 en una institución pública y 24.575 dólares en una privada.
En República Dominicana tiene un costo total promedio entre 80 a 401 dólares en la universidad pública hasta 9.000, dependiendo del centro privado. En el caso de Venezuela podría ser de entre 300 y 1.000 dólares, por semestre. Sin embargo, debido a la inestabilidad económica, estos datos varían.