Los números ordinales son aquellos que indican el orden de las cosas dentro de una secuencia o sucesión determinada. Es decir, son los números con los que expresamos el orden o la secuencia de las cosas, en lugar de su cantidad.
Por ejemplo:
Dados tres elementos cualesquiera en una secuencia 1, 2, 3, diremos que 1 es el primer elemento, 2 es el segundo y tres es el tercero.
Los números ordinales se escriben mediante un signo que los acompaña y distingue de los cardinales: el signo de grados (°).
Por ejemplo:
El número uno (1) pasa a ser el primero (1°). Es posible que dicho símbolo sea sustituido por una letra “a” en voladita (a) cuando haga falta distinguir el género femenino del referente: primera (1a).
Los nombres de los números ordinales se forman a través del uso de sufijos específicos, que sirven para expresar una noción de cantidad determinada. Estos sufijos cambiaron mucho a lo largo de la historia del idioma y por eso hoy en día pueden resultarnos extraños. Los principales sufijos son:
-ero/era, empleado en los primeros de los ordinales, como en primero (1°) o tercero (3°).
-to/ta, el más común de los sufijos entre los ordinales, como en quinto (5°) o sexto (6°).
-eno/ena, incorporado en el español medieval pero perdido excepto en el caso de noveno (9°).
-avo/ava, utilizado únicamente para los números fraccionarios. Por ejemplo: un catorceavo (1/14).
–ésimo/ésima, empleado únicamente para las decenas ordinales: décimo (10°), vigésimo (20°), etcétera.